Karlovy Vary es una ciudad situada en la región checa de
Bohemia. En el siglo XIX, se convirtió en un importante destino turístico
gracias a sus aguas termales. Además de sus balnearios, Karlovy Vary es famosa
por su licor Becherovka, y el cristal de Bohemia.
En el año 1857, Ludwing Moser abrió una tienda de cristal, y en 1893 creó su propia fábrica. Desde entonces, la
producción no se ha detenido, creando un cristal libre de plomo, y por tanto
mucho más respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, añadiendo potasio y
óxido de calcio, consiguen un cristal con las mismas propiedades.
La factoría mantiene su arquitectura original, con las
fachadas y exteriores en perfecto estado, incluida la chimenea, que recuerda el
antiguo funcionamiento de la fábrica con carbón.
La visita comienza en la fábrica, donde vemos todos los
elementos con los que se crea el cristal, tanto el transparente como los
cristales de colores, que se consiguen añadiendo a la mezcla óxidos de
diferentes metales. También nos explican todo el proceso antes de pasar a verlo
por nosotros mismos.
El primer paso en la fabricación del cristal es el de fundir
la mezcla dentro del horno. Estos hornos se calientan con quemadores de gas
natural, y trabajan a temperaturas de más de 1100 grados. Para poder mirar
dentro del horno el estado en el que se encuentra el cristal, los trabajadores
llevan colgado al cuello una “careta” con la que proteger los ojos de la
radiación.
El siguiente paso es dar forma al cristal, y todo empieza
por sacarlo del horno. Para ello se utiliza una varilla larga con un mango, que
los operarios manejan sin ningún problema. No ocurre lo mismo cuando los
turistas intentamos hacer lo mismo con una que tienen de muestra, y es que con
el cristal, puede pesar más de 20 kilos.
Una vez tenemos el cristal fuera del horno, hay varias
técnicas para darle forma, ya sea mediante soplado o moldeado. Es muy curioso
ver como se unen varias piezas realizadas en distintos moldes para formar otras
más complejas.
El último paso del proceso es el enfriamiento, y este se
hace en una cámara a temperatura controlada. En función del tipo de pieza, se
introduce en una cintra u otra. Cada una de ellas tiene distinta velocidad, por
lo que el enfriamiento es más rápido o más lento. Este trabajo lo realizan
principalmente mujeres, que van recogiendo las distintas piezas por toda la
fábrica para llevarlas a la zona de enfriado.
Llama la atención como en una fábrica donde se trabaja con
materiales a tan alta temperatura, en la vestimenta de los trabajadores lo
habitual sea el zueco y la camiseta (en algunos casos hasta las sandalias y el
pantalón corto). Además el ambiente de trabajo parece muy agradable, con los
empleados sonrientes o haciendo bromas. Contrasta con las condiciones laborales
que nuestra guía nos cuenta que los trabajadores tienen, y es que debido a los
riesgos y condiciones de trabajo, disfrutan de reducciones de jornada y
jubilaciones anticipadas entre otras.
La segunda parte de la visita es el museo. Esta parte se
realiza con audioguía, y además hay varios vídeos. Me parece menos interesante,
ya que todos hemos visto muchas piezas de cristal, y aunque tienen su encanto,
no es lo mismo que ver la fabricación.
Una vez terminada la visita, la última parada es la tienda,
de donde podernos llevar a casa un recuerdo de estas obras de arte. Hay de
todo, desde vasos y copas de todos los tipos y colores, hasta esculturas y
piezas de decoración.
Situación
Kpt. Jarose 46/19 Karlovy Vary (República Checa)
Fuentes
www.moser-glass.com